Ojalá las madres y los padres (y los tíos, tías, abuelos, abuelas…)
que me leen piensen en ello o lo estén llevando a cabo.
Los adultos somos más creativos cuanto más conectados estamos a nuestro niño interior. Sé que no es fácil y que puede llegar a desesperar que un niño o niña cambie de un día para otro sus gustos o inquietudes, pero ojalá entre todos tengamos paciencia. En realidad se están buscando a sí mismos,
y tan solo eso ya es precioso e insustituible.
No cortemos las alas antes de lucir sus plumas.
César Rodríguez